Ojo de Shiva: La Verdadera Joya del Mar
Conocías el Ojo de Shiva? Esta es una concha que proviene de la calcificación del opérculo del caracol turbo o turbante, y aunque desde hace miles de años que se perciben como piedras semipreciosas, son de naturaleza puramente orgánica. A menudo se encuentran en la playa y suelen denominarse también ojo de gato del Pacífico.
Al originarse de un largo proceso de calcificación, la piedra Ojo de Shiva se forma principalmente de nácar y carbonato de calcio (aragonito o calcita), y cada piedra es única, con sus propias características de forma y de color, pero por regla general, por un lado tiene un hermoso color blanco nacarado con una espiral concéntrica o torbellino, y del otro lado se observa una malla de colores que se asemeja a un ojo, donde puede resaltar un color principal como el marrón o naranja o apreciarse un diseño multicolor.
Respecto al nombre popular de esta joya natural, debemos apuntar que Shiva es un dios, miembro de la trinidad hindú (junto con Brahma y Visnú). El nombre de esta joya hace referencia al tercer ojo del dios Shiva, ojo del conocimiento y la sabiduría, también llamado ojo de la mente u ojo interno.
Dentro de la trinidad hindú (Brahma, Vishnu y Shiva), el dios Shiva es conocido como "El Destructor", ante el cual interceden sus devotos solicitando la destrucción de obstáculos, barreras y demonios, convirtiéndolo en auspicioso, y transformador.
PROPIEDADES Y USOS
Como ya se ha referido, la piedra Ojo de Shiva representa el tercer ojo del dios Shiva, un concepto místico y esotérico de un ojo invisible, ubicado entre las cejas, que ve más allá de lo evidente, por lo cual, esta piedra mejora las habilidades psíquicas, la intuición, las percepciones extrasensoriales, la imaginación y la concentración, todo mientras mantiene una conexión con la tierra.
Mejora y equilibra el autoestima. Cuando se mantiene cerca del cuerpo, amplifica e irradia la energía de la vibración, su estructura misma de espiral simboliza el desarrollo y movimiento, y es un símbolo de seguridad contra las malas energías, y del fluir que refuerza las energías positivas, permitiendo que las vibraciones se sumen, calmando una mente hiperactiva y energizando la imaginación al traer nuevas ideas, y canalizar la energía en la dirección correcta. Además, es una poderosa protección contra los malos sueños y las pesadillas.
Se dice que esta piedra tiene la capacidad de disolver bloqueos energéticos y promover una fluidez suave en el flujo de energía vital, lo que contribuye a una sensación de bienestar físico y emocional.
Su energía ayuda a enfocar la mente y a alcanzar estados profundos de meditación y contemplación. Al sostener o meditar con esta piedra, puedes potenciar tus esfuerzos para conectarte con tu ser interior y sintonizar con la sabiduría cósmica.
También ayuda a desarrollar la conciencia de lo divino sin perder la conexión con la tierra. Esta concha protege la riqueza y atrae buena suerte. El ojo de Shiva transmuta el cuerpo físico en un cuerpo de luz. Es una piedra excelente para potenciar la creatividad y despertar el sentido de la aventura. Destierra los miedos y las inseguridades al tiempo que protege contra el mal. El ojo de Shiva es también una gran piedra para calmar una mente hiperactiva y energizar la imaginación.
Por último, a la piedra Ojo de Shiva se le atribuye una amplia propiedad protectora, afirmando que protege del mal de ojo y tiene el poder de repeler la mala suerte a nivel vibracional, evitando todo tipo de maleficios negativos, al tiempo que atrae la suerte y la prosperidad; y que en definitiva vibra con las altas esferas para atraer todo lo bueno y hacer de escudo contra todo lo negativo.
Cada vez que usas una joya con Concha Ojo de Shiva, estás llevando contigo un amuleto que te conecta con la naturaleza y el flujo de energía universal.
Llévala contigo como una compañera en tu viaje hacia la autoconciencia, la expansión de la conciencia y la conexión con la energía universal.
Eran muy estimadas y se usaban como ojos en las imágenes de los dioses. También se han encontrado en las cuencas oculares de las momias del viejo Egipto.
